domingo, 6 de noviembre de 2011

"La guerra no es más que un asesinato en masa, y el asesinato no es progreso". Alphonse De Lamartine

"Bombardeos humanitarios" de la OTAN

Analista: Lo que olvidó Gadafi fue que las potencias no tienen amigos eternos sino
intereses
.


VICKY PELAEZ / RIA Novosti – Cuidaron especialmente que todo quede
grabado para la historia, y lo transmitieron en vivo y directo, el horror
segundo a segundo como si quisieran mostrar al mundo el poder de la hiena
ensañándose con la victima caída, pero cuando ya no cabía nada más para el
asombro, entre la horda de victimarios se escucharon los gritos de dolor, la
metralla persistente y también las voces, claras y nítidas diciendo en perfecto
castellano y con acento sudamericano: ¡mátenlo ya, maten ya a ese hijo’ e puta!,
deja que lo fusilen!


Estaban en el otro lado del planeta, en Libia donde la estadística de
residentes hispanoamericanos es casi es nula, y allí entre la multitud de
linchadores, como un muñeco desarticulado y ensangrentado el presidente Muamar
Gadafi. Después se supo que un comando de la OTAN lo había herido de bala en las
dos piernas y después lo entregaron al grupo de milicianos que lo golpeo y hasta
violo con cuchillo, para luego matarlo de dos balazos uno en la cabeza y otro en
el pecho.

La reacción del mundo fue de repudio especialmente del presidente
norteamericano  Barack Obama y del  primer ministro ruso Vladimir Putin, aunque
la reacción de la secretaria de Estado norteamericano Hillary Clinton pasará a
la historia diciendo visiblemente satisfecha y sonriendo: ¡Wow, wow, confirmen
que ya lo capturamos! Luego diría “We came, we saw, he died”.

Muchos titulares en  medios latinoamericanos decían “Los asesinos de Gadafi
hablando español, ¿eran contratistas o paracos (paramilitares)? Realmente no es
extraña la presencia de contratistas o mercenarios  de diferentes países
latinoamericanos en el Medio Oriente.

Tras la invasión a Irak y la matanza de contratistas norteamericanos en
Faluya sucedió lo que se llamó la privatización de la guerra y fueron llevados
ex soldados desde Chile, Perú, Hondureños, colombianos y ecuatorianos con pagas
muy baratas hasta Irak y Afganistán.

Tras un escándalo en Perú por la extraña muerte de uno de ellos en Irak, (se
le había generalizado un cáncer en todo el cuerpo en menos de un mes, dijeron
sus familiares) se supo que a estos les pagaban mil dólares al mes mientras que 
los mercenarios norteamericanos cobraban 10 mil dólares por semana.

Ya el 6 de julio pasado Jaled Kaim el entonces vice canciller de Libia dijo a
Prensa Asociada que el ‘gobierno libio tiene evidencias de que mercenarios
colombianos financiados por el occidente y sus aliados árabes se han unido a los
combatientes rebeldes que tratan de avanzar hacia Trípoli”.

La muerte de Gadafi era una muerte anunciada ya desde hace mucho. En el 2007
el general Wesleey Clark declaró en la Radio Pública “Democracy Now” en Nueva
York que después del  11 de setiembre del 2001, el gobierno del presidente Bush
estaba preparándose para invadir Afganistán, Irak, Libia Siria, Líbano, Somalia,
Sudan e Irán.

Gadafi marcó su destino desde el momento  en 1969 cuando destronó al rey
Idris. Tras hacerse del poder lo primero que hizo fue cerrar una de las más
grandes bases norteamericanas en África Wheelus Air Base y empezó el programa
del Socialismo Islámico en Libia.

Unifico a 150 tribus que siempre habían estado en guerra uno contra otro,
pero nunca logró su afán de crear una Unión Panafricana. De acuerdo a informes
de las Naciones Unidas, hasta ese momento, Libia vivía en el feudalismo donde
solo el 20 por ciento de la población sabía leer y escribir, y la transformo  en
uno de los países más ricos de África con el más alto coeficiente de desarrollo
humano. Salud y Educación gratuita fue su mayor logro, al momento de su caída el
25 por ciento de la población era graduados universitarios.

Gadafi pudo dar bienestar al país debido al petróleo cuyas reservas es 42 mil
millones de barriles y con uno de los costos más baratos de producción: un dólar
por barril. Toda la ganancia se depositaba en el Banco del Estado. También
invirtió en carreteras, infraestructura pública, proyectos de irrigación y
construcción de la vivienda gratuita para su pueblo.

En su política exterior se identificó en los años 1970 con la lucha del
pueblo palestino y con los movimientos de liberación nacional en África. Tuvo
excelentes relaciones con los países socialistas. Todo esto siempre irritó a los
grandes y poderosos. Ronald Reagan lo llamó “perro rabioso de África” e hizo
todo lo posible para sacarlo del poder sin éxito.

Después del derrumbe de la URSS, Gadafi decidió acercarse a los más poderosos
para asegurar su supervivencia, recibiendo del presidente Bush el apodo “nuestro
bastardo”. Ingenuamente creyó en sus “nuevos amigos” y sus declaraciones de
apoyo. Para mostrar su buena voluntad desarmó su país quedándose inclusive  sin
proyectiles tierra – aire.

Recibió inclusive a los presos de al Qaeda que los aviones de la CIA llevaban
a Libia para su tortura. También inició programas neoliberales abriendo Libia
para las transnacionales.

Lo que olvidó Gadafi fue que las potencias no tienen amigos eternos sino
intereses nacionales que nunca cambian y  atacan a los países desarmados. Así al
final del 2009 empezó a crecer a pasos agigantados en la zona petrolera en el
noroeste de Libia en  la ciudad de Bengazi, el movimiento al Qaeda, perdiendo
Gadafi el control de esta región en 2010. Posteriormente con el apoyo de
Francia, EE.UU. e Italia comenzó, lo que Barack Obama llamó, la continuación de la
“revolución árabe”, orquestada por la OTAN.

                                                Destrucción tras bombardeos de la OTAN

Gadafi fue acusado de bombardear Bengazi, sin que esto fuese comprobado, y las

Naciones Unidas permitieron la intervención aérea "supuestamente" para
proteger a la población. Con 40.000 bombardeos mataron cerca de 70.000 personas
y la ciudad natal de Gadafi, Sirte fue destruida por completo al estilo del
bombardeo de Dresden por los EEUU en 1945.

Ahora el Consejo Nacional de Transición que tomó el poder, está compuesto por
diferentes grupos rebeldes rivales dominado por al Qaeda y apoyados por los
Estados Unidos a pesar de que este movimiento fue declarado enemigo número uno
de Norteamérica.

Pero “business es business” y el primer ministro inglés Cameron dijo a los
empresarios a ponerse los ternos (suits) para ir a Libia. La era del saqueo del
país ha sido anunciada. Pero todavía nadie sabe el desenlace final, la historia
recién comienza.

Tomado de: www.contrainjerencia.com

Fotos: http://www.taringa.net           http://www.vivelohoy.com

jueves, 3 de noviembre de 2011

EL NOBEL DE LA PAZ APUESTA POR LA DESTRUCCIÓN GLOBAL

Tomado del Blog de Carlos Tena
El Premio Nobel de la Paz no descansa en su idea de que la guerra es el mejor remedio para lograr la paz mundial, es decir, la destrucción total de aquellos considerados enemigos del Imperio.  




Barak Obama, galardonado presuntamente por su amor hacia la concordia y la solidaridad internacional, muestra su amor por tales virtudes encargando el ataque contra Irán (con armamento nuclear, si fuere preciso) al ejército de Israel y su gobierno.






El inquilino de la Casa Blanca, sonriente y feliz tras el genocidio cometido por la OTAN en Libia (con Francia a la cabeza), convencido de que Dios vela por los intereses de los empresarios norteamericanos, refunfuña cuando Rusia y China frenan sus anhelos de expolio universal al advertir en Naciones Unidas que no consentirán que se repita en Siria el mismo guión que en Trípoli".





El primer presidente afroamericano de la historia, pasará a los anales como una de las mayores estafas políticas para lograr un mundo donde las guerras fueran asunto terminado. Obama ha impuesto de nuevo el diálogo de los drones, el asesinato selectivo, el exterminio y el dolor generalizado.




No es suficiente que haya logrado implicar a Canadá o Australia, Noruega o Dinamarca, Holanda o Suecia, naciones secularmente alejadas de toda veleidad guerrera, en su afán hegemónico por obtener, además, el control del petróleo, el gas y la droga que existen en el globo. Tres de las industrias más notorias a la hora de lograr suculentos dividendos.

Obama está convencido de que la paz significa, como el general Custer en su guerra contra los auténticos norteamericanos, encerrar en una reserva a quienes discuten las órdenes de Washington (léase Wall Street), teniendo a su lado, como un fiero y eficaz guardian, al estado de Israel.

Y lo terrible es que no hay quien detenga ese ansia de dominio, excepto si desde dentro, desde las entrañas de tal psicópata, comienza a darse la revuelta popular organizada y constante.

No basta con que Rusia y China se opongan a los planes de Obama, sino que tal y como viene haciendo el Nobel de la Paz, se pronuncien subliminalmente lanzando una advertencia de tono belicista.

 

Si Israel atacase a Irán, con la ayuda ya prometida de Obama y Cameron (Sarkozy ya cumplió su parte en el trato asesino), una conflagración de carácter global podría causar cientos de miles de víctimas incluso en países alejados de la zona.

¿Permitirá la diplomacia y la más que sospechosa actitud del Consejo de Seguridad de la ONU, que Netanyahu lance sus misiles de largo y corto alcance, sus bombas nucleares, sobre Teherán, a pesar de que ya se ha demostrado una y mil veces, que el programa de energía atómica de Irán no entraña peligro alguno para Tel Aviv?

Observando el panorama desde esta recoleta parte de la sierra gaditana, uno piensa que hay motivos más que suficientes para tomar las armas y echarse al monte. Pero a mi edad no llegaría ni a ese castaño que diviso a unas decenas de metros. Abandono mi tirachinas. Aún nos queda la palabra.