jueves, 23 de junio de 2011

Entre Poetas...

De alguna manera naci de la poesía...esa poesía de la vida y el amor de mis padres. Entre poemas crecí porque padre siempre tenía a la mano una frase hermosa para mi madre y en más de un cuaderno plasmó sus encontrados sentimientos. Luego fuí buscando literatura y encontré poetas que hice míos. Esos que de algún modo dijeron las palabras que yo llevaba escondidas e inexplicablemente reflejaron en sus textos antes que yo. Y es que la poesía lo mismo consumen al ser humano que lo llevan al extasis.

Con poesía conocí el amor. Ese amor que descubrí una tarde de marzo hace casi treinta años y me regaló unos versos escritos en servilleta.


Desde entonces amé al poeta y juntos, forjamos sueños para impedir que el Mar Caribe nos separara. Así pasaron los años...y también pasó la vida. Entre libros y poemas conocí a Gioconda Belli y me apropié de sus versos....


Ahuyentemos el tiempo, amor,/que ya no existan;/esos minutos largos que desfilan pesados/cuando no estás conmigo/y estás en todas partes/sin estar pero estando./Me dolés en el cuerpo,/me acariciás el pelo/y no estás/y estás cerca,/te siento levantarte/desde el aire llenarme/pero estoy sola, amor,/y este estarte viendo/sin que estés,/me hace sentirme a veces/como una leona herida,/me retuerzo/doy vueltas/te busco/y no estás/y estás/allí/tan cerca.


Y ese poema pudo haber sido mío también. Como los últimos que me dedicaran hace apenas 5 años.


Alfombra Azul


Este mar Caribe desafiante,/que intenta separarnos,/
no es más que una alfonbra azul/ por la que te deslizas,/
cada noche,/ para bañar mis costas.



Miércoles


Todos los miércoles te espero./ No sé por qué./ Pero estoy absolutamente seguro/que llegarás un miércoles lluvioso./ Siento que vendrás cargada de besos y caramelos./ De libros, fotos, esperanzas./ De saludos solidarios,/ de abrazos eternos./No se por qué,/ pero todos los miércoles, te espero./ Especialmente al caer la tarde./Quizás nunca llegues./ Pero seguiré esperándote,/ con la misma paciencia del monje tibetano.


Y finalmente crucé el Mar Caribe. Desde entonces, soy yo la que espera cada miércoles lluvioso.

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