domingo, 10 de abril de 2011

Desde mi otra mirada...

Con ese afán que me caracteriza, vuelvo ésta, mi otra mirada, a la ciudad que hoy me cobija.Mis ojos escrutadores buscan más allá de la imagen externa que exhiben los caraqueños del día a día, con los cuales me tropiezo camino al mercado. Apenas faltan unos minutos para la media jornada y muchos de ellos, aprovechan para hacer sus compras, en el descanso de almuerzo o simplemente, al hacer un alto en sus labores domésticas

Yo me uno a ellos y me apresuro a encontrarme con el abasto en busca de azúcar, leche y algunas viandas y verduras que habitualmente consumimos en casa. Una vez más tropiezo con la falta de los dos primeros productos. Y es que se ha vuelto casi una rutina el desabastecimiento de los mercados en algún que otro renglón de la canasta básica.


Los contrarios al proceso revolucionario le achacan la responsabilidad al gobierno y su política centralizada. Pero no hay que ser muy inteligentes para reconocer que bajo la aparente escasez se halla la manipulación de las empresas privadas que importan o producen estos reglones, quienes los acaparan con vistas a aumentar después el precio de los mismos como ha venido ocurriendo en los últimos meses.


Y es que en la Venezuela de hoy, donde se intenta profundizar el socialismo con toda su bonanza y beneficios sociales, prevalecen aún los viejos métodos capitalistas de relaciones económicas, que muy a su pesar las entidades gubernamentales no han podido controlar o elimiar en toda su magnitud. He aquí que en los mercados Bicentenarios, muy bien abastecidos por cierto, nos encontramos igualmente con productos ausentes como los antes mencionados y no se a logrado conseguir precios justos para todos los bienes que se ofertan a los consumidores.


Aquí vuelve a imperar la gestión mercantil capitalista. Cuando el estado no es capaz de producir todo lo que la población requiere para lograr un nivel de vida decoroso, no tiene otra que acceder a los productores privados y por tanto, los precios a los que ofertará estas mercancías, no podrán ser los apropiados para que las clases menos favorecidas puedan obtenerlos.

Una vez más imperará la desigualdad y esto es algo que a diario veo, muy en especial cuando las madres se acompañan de su hija o hijo pequeño que a todas, todas, quiere le compren un chocolate. ¿Se ha fijado usted en el precio de una barra de chocolate?....Es cierto que puede considerarse un lujo, un gusto y todo los adjetivos que se le quieran adjuntar. Pero hoy en día una simple barra de chocolate, puede tener el mismo precio de una bandeja de carne molida (al precio regulado por el estado). ¿Qué va a priorizar la madre o jefa de núcleo familiar?....Por supuesto que la bandeja de carne para alimentar a la familia. Este es sólo un ejemplo de lo que significa la desigualdad en esta ciudad.


Artículos a los cuales se le deben regular los precios hay muchos....Las fórmulas infantiles que están carísimas o casi prohibitivas, los pañales de los bebés, los biberones, los zapatos de los niños, la ropa para estos, en fin, un gran negocio es hoy expender productos de primera necesidad para los infantes. Más allá de las marcas, pienso que estos bienes pueden ser elaborados por fabricas en producción "Socialista", y de este modo, ofertar al pueblo necesitado los mismos a precios más justos. Debo aclarar que en caso especifico de los pañales, los abastos Bicentenarios hace meses atrás vendían los denominados "Guayucos" de excelente calidad y precio asequible. Me pregunto...¿Qué ha pasado con la producción de los mismos que han desaparecido de los anauqueles?.


Creo que es algo que el sistema debe resolver. Las ideas y proyectos del gobierno revolucionario Bolivariano que preside el Comandante Hugo Chavez son hermosas y no tienen porque ser una utopía. Hay que mantener los logros alcanzados. Tal vez sea un problema de organización, seguimiento de las obras en proceso y sobre todo, no perder el control de la producción. Sólo así lograremos ganarle la batalla al desabastecimiento y las desigualdades que aún imperan.Entre todos, juntos, podemos hacer revolución.

No hay comentarios: