Primera etapa. Habana-Miami
El proyecto inicial de la Operación Peter Pan fue elaborado por el sacerdote católico de Miami y director ejecutivo de Catholic Welfare Bureau, Bryan O. Walsh y por el entonces director de la Ruston Academy en La Habana, el norteamericano James Baker. Consistió en la obtención de visas norteamericanas (I-20) para estudiantes, por lo que resultaba necesario encontrar un centro educacional, en Estados Unidos, que certificara la admisión de los jóvenes cubanos.
La solución fue proporcionada, en diciembre de 1960, por Agnes Ewald a través del "Coral Gables High School" en Miami, a quien se le remitían los nombres desde La Habana, ella enviaba los documentos de matrícula y con los mismos se resolvía de inmediato la salida de los muchachos en Cuba.
Para acometer esta etapa de la Operación fue creada una amplia red de colaboradores que estuvo integrada inicialmente, en Miami, por Norma Lemberg, quien había residido en La Habana y era la encargada de resolver las visas I-20 que le facilitaba Mrs. Agnes Ewald del Coral Gables High School y un grupo de apoyo procedente de familias cubanas y norteamericanas que, dirigidas por un profesor de la Ruston Academy, era el encargado de recibir a los niños en el aeropuerto y trasladarlos hacia los campamentos habilitados en La Florida para ellos.
Para tramitar el visado y el procesamiento de los pasaportes y demás trámites legales, James Baker organizó un equipo encargado de ese proceso integrado por profesores de la Ruston Academy y algunas otras personas. El referido comité estuvo integrado durante esa fase inicial entre otros por la ciudadana inglesa Phyllis Harrison Powers (Penny Powers), con independencia del grupo católico, compuesto por la gente de la Iglesia Católica, algunos de cuyos líderes estaban involucrados en la Operación."
Penny Powers jugó un rol protagónico en la organización de la Operación por sus amplios contactos con los círculos norteamericanos en Cuba y las organizaciones contrarrevolucionarias clandestinas en la Isla. Contaba además con una amplia experiencia por su destacada participación en una operación de la inteligencia británica mediante la cual contribuyó personalmente a sacar de la Europa ocupada por los Nazis hacia Inglaterra entre 9 y 10 mil niños judíos que nunca volvieron a ver a sus padres.
A partir de ese momento, Walch y Baker comenzaron a trabajar de conjunto en un proyecto que garantizó el traslado de los niños desde Cuba supuestamente a un centro educacional en Miami.
Tanto el Programa para Niños Refugiados Cubanos como la Operación Peter Pan se iniciaron sin tener asegurado el alojamiento para la cantidad de niños que esperaban, a partir de los resultados de las insidiosas campañas que desarrollaron para lograr sus propósitos.
Los primeros cinco niños que viajaron por la Operación Peter Pan llegaron a Miami a las 4:30 pm., del 26 de diciembre de 1960, a bordo del vuelo 422 de la Pan American World Airwais. Entre ese día y el 31 de diciembre del mismo año arribaron directamente los primeros 25 niños de la primera etapa de esta operación. Para apoyar el proyecto acordado con el Monseñor Walsh, la Administración Republicana de la Casa Blanca, en un último gesto antes de finalizar su mandato, entregaba el 31 de diciembre de 1960 por decisión del propio presidente Dwight D. Eisenhower, la cantidad de 100 mil dólares de ayuda para que 900 estudiantes cubanos pudieran realizar estudios superiores en diversas universidades de Estados Unidos.
El rompimiento unilateral de las relaciones diplomáticas con Cuba por parte del gobierno norteamericano, el 3 de enero de 1961, provocó que alrededor de unos 100 pasaportes con solicitudes de visas para niños, del grupo inicial de 200 que se tramitaban en La Habana, quedaran pendientes de procesar.
El 5 de enero de 1961 James Baker arribó a Miami e informó a Walsh que no había sido posible sacar más niños de Cuba debido a la lentitud en los trámites y las comunicaciones con Washington desde La Habana. Explicó que mientras el poco personal que quedaba en la embajada se ocupaba de incinerar la documentación de esa sede diplomática, él tuvo que encargarse personalmente, en dicha embajada, de habilitar los pasaportes de los únicos 25 casos que definitivamente pudieron viajar entre el 26 y el 31 de diciembre de 1960.
Cerradas todas las posibilidades consulares en La Habana, a las dos de la tarde del domingo 8 de enero de 1961 se produciría, en las oficinas de Mr. Robert F. Hale, director de la Oficina de Visas del Departamento de Estado, una reunión en la que participaron Bryan O. Walsh, en su condición de Director Ejecutivo de Catholic Welfare Bureau, Inc. y Frank Auerbach, jefe de la Sección de Visas del Departamento de Estado. La solución surgida en esta reunión fue otorgarle al sacerdote toda la autoridad necesaria para emitir Visas "waiver", con las cuales las aerolíneas o agencias de viaje en Cuba quedaban facultadas para transportar a los niños cubanos hacia Estados Unidos, aún cuando no tuvieran una visa oficial, sin riesgos a ser multados.
La Operación Peter Pan comprometió a miles de familias cubanas y estadounidenses, varios gobiernos extranjeros, numerosos funcionarios federales y estatales del gobierno norteamericano, más de 100 agencias dedicadas al cuidado de niños y las tres mayores religiones existentes.
La clandestinidad de esta operación ha sido reiterada por el propio Walch, alegando que alentó el secreto en el sentido de no llamar la atención, llegando, incluso, a rechazar hablarle a los familiares de los niños excepto a través de las llamadas telefónicas realizadas desde el propio Estados Unidos, pues las que se originaban desde Cuba no eran respondidas ya que, según él, algunas personas eran muy indiscretas. La preocupación de Walsh sobre este particular llegó a punto de decidir no escribir carta a la isla.
Tal proceder ha sido ratificado por James Baker, quien, con relación a la clandestinidad de la operación, señaló que las comunicaciones desde Cuba se efectuaban solo a través de las embajadas.
A pesar de los esfuerzos por garantizar el más absoluto silencio sobre todo lo que tuviera que ver con la operación, dada la masividad, resultaba imposible de ocultar algunos hechos a la prensa de Miami. Al respecto, Walsh precisó que pudo convencerlos de la necesidad de no develarla, lo que permitió que por año y medio la prensa se mantuviera en silencio y sin siquiera mencionar el nombre de Peter Pan.
Segunda etapa. Habana-Kingston-Miami
Una segunda variante alternativa, propuesta por Walsh, fue la creación de una vía Habana-Kingston-Miami contando con la colaboración de las autoridades británicas y de la Iglesia Católica de Jamaica.
De esta manera podría continuar desarrollándose la Operación Peter Pan, a través de Jamaica, para lo cual la embajada británica otorgaría las visas de tránsito por ese país. Walsh gestionó con la Iglesia Católica de Jamaica la ayuda para agrupar los niños en Kingston mientras se les tramitaba la visa en el consulado norteamericano en ese país, lo que debería demorar sólo una noche, y enviarlos a Miami al siguiente día.
El 9 de enero, el Departamento de Estado le comunicó a Walsh que ambas proposiciones, las de Jamaica y las visas "waiver" desde Cuba, estaban aprobadas, por lo que a partir de ese momento estaba autorizado a continuar sacando niños de Cuba, bien por la vía de Jamaica con visas británicas otorgadas en La Habana y de Kingston trasladarlos para Miami con visas "waiver". O trasladarlos directamente Habana-Miami con visas "waiver" que el gobierno norteamericano autorizaría emitir directamente al Catholic Welfare Bureau.
El gobierno de los Estados Unidos concedió a Walsh Carta Blanca para sacar de Cuba niños comprendidos entre las edades de 6 a 16 años, mientras que para los casos entre 16 y 18 años se estableció la obligatoriedad de remitir previamente a Washington los nombres y fechas de nacimiento para su aprobación por razones de seguridad. Según el escritor norteamericano Joan Didion, "la decisión del Departamento de Estado, de otorgarle a Bryan Walsh plena autoridad para conceder visas "waiver" fue un acto sin precedentes y violatorio de lo establecido en la legislación de ese país."
Para ultimar todos los detalles el 10 de enero de 1961, Walsh y la supervisora para el cuidado de los niños del Catholic Welfare Bureau, Miss. Rachel Erwin, viajaron a Jamaica, donde fueron recibidos por la jerarquía católica de ese país. El obispo de Kingston, Monseñor McEleney, brindó toda la cooperación necesaria. También se reunieron con el cónsul general norteamericano y con los Directores de las aerolíneas norteamericana Pan American World Airwais y la holandesa K.L.M. Royal Dutch Airlines, en Jamaica, para garantizar el éxito de la Operación.
En esta nueva etapa de la Operación, el equipo que actuaba en La Habana obtenía las visas británicas para los niños a través de la embajada inglesa en Cuba y al arribo a Jamaica los mismos recibían la visa norteamericana para continuar hacia Estados Unidos. Penny Powers fue el principal contacto con la embajada británica en La Habana, llegando incluso a recibir autorización de su gobierno para otorgar visas británicas para viajar a Jamaica.
El gobierno británico no sólo permitió el uso de sus visas y de su embajada en actividades clandestinas, sino que sus diplomáticos en La Habana fueron utilizados en los continuos viajes que estos hacían entre Cuba y Estados Unidos en función de la operación.
En horas de la tarde del 17 de enero arribaron a Jamaica los primeros siete niños que inauguraban esa nueva ruta, los que continuarían viaje hacia Miami la tarde del día siguiente.
El viernes 13 de enero de 1961 ya habían arribado a Miami 50 niños cubanos alojados en el Cuban Boys Home, en Villa San José y en la Casa No.1 de Kendall, la mayoría de ellos varones adolescentes. Sobre esta segunda fase de la Operación Peter Pan, Mongo Grau señalaría que, antes de la invasión de Bahía de Cochinos, un grupo de niños había viajado a Estados Unidos mediante unas 50 visas "waiver" que, a modo experimental había enviado Walsh firmadas por él y que en su opinión prendieron el fuego en Cuba.
Como apoyo oficial y financiero a la Operación, el 3 de febrero de 1961 el presidente John F. Kennedy aprobó la entrega de cuatro millones de dólares para enfrentar la situación surgida en la Florida con los emigrantes cubanos, parte de la cual se destinó, de manera especial, a las agencias que se encargaban de atender, como señalara el propio Presidente, "al más problemático caso, el de los indefensos y desprotegidos niños cubanos" que, sin acompañantes, arribaban a los Estados Unidos víctimas del engaño que, en muchos casos, sufrieron sus padres en Cuba.
Fue así como, contando con el reconocimiento oficial, el apoyo de la Iglesia Católica Norteamericana y resuelto por el gobierno norteamericano el financiamiento de la operación, quedaba expedito el camino para sacar masivamente niños de Cuba.
(Continúa......)
Fuente: http://www.ecured.cu
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